Maduro usa tema de Bad Bunny

Maduro usa tema de Bad Bunny en video ¿Podría impedírselo?

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El pasado mes de junio, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, publicó un video en el que usó como música de fondo el tema de Bad Bunny “Titi me preguntó” incluido en su último álbum “Un verano sin ti.” Bad Bunny se ha caracterizado por ser muy vocal en cuanto a sus puntos de vista políticos. Durante su concierto la pasada semana en Puerto Rico, llevó a cabo expresiones en contra del gobernador de Puerto Rico por su descontento respecto al manejo del sistema eléctrico del país. Al igual que Bad Bunny muchos artistas norteamericanos han expresado sus puntos de vista políticos y han repudiado abiertamente que se les vincule con ciertos candidatos y posturas políticas. 

Durante la campaña presidencial de Trump, surgieron muchos reclamos por parte de artistas como Rihanna, Adele, Guns N’ Roses, Pharrell Williams y los herederos de Prince para impedir la ejecución pública de su música en sus mítines políticos. Aunque no hay constancia de que Bad Bunny haya hecho una reclamación por el uso de su música por parte del presidente venezolano, es importante aclarar qué pueden hacer los artistas, autores y editoras en situaciones similares y por otra parte, qué aspectos deben considerar los candidatos y asesores de las campañas políticas para evitar reclamos. 

Cuando nos disponemos a determinar si el uso de una canción en conexión con alguna actividad política ha infringido los derechos del artista que la interpreta o del autor que la compuso, es preciso analizar qué propiedad intelectual está siendo utilizada (obra musical y/o grabación de sonido) y cuál es el contexto y plataforma en la cual se utiliza para saber cuáles son los derechos y partes envueltas, y las licencias requeridas. Además, es imperativo analizar las disposiciones contractuales que restringen el derecho del artista o autor de hacer reclamos directos, y tomar en cuenta otros derechos no relacionados a la explotación de la música.

Limitaciones contractuales y licencias de ejecución pública 

La habilidad que tiene un artista o compositor de impedir la utilización de su música en una campaña política con la cual no simpatiza ha sido limitada históricamente por los contratos en la industria musical norteamericana. La mayoría de los contratos discográficos y editoriales incluyen una cláusula que le da a la editora o sello el poder de controlar exclusivamente el uso de la música en contextos políticos sin necesidad de obtener la aprobación previa del artista o autor.

En la práctica, los artistas y autores tienen muy poco control sobre el uso de su música cuando se trata de ejecuciones públicas. Como costumbre en la industria musical cuando un autor firma un acuerdo editorial, éste le transfiere a la editora el derecho a autorizar la ejecución pública sus obras musicales sin autorización previa. Amparadas en dicho derecho, las editoras otorgan licencias generales (“blanket licenses”) a las organizaciones de derechos de ejecución pública (“PRO’s”) como ASCAP, BMI, GMR, ACEMLA y SESAC para autorizar las tocadas de la música en sitios públicos como estadios, anfiteatros, restaurantes, coliseos e inclusive, redes sociales. 

La mayoría de los establecimientos y redes sociales han obtenido previamente las licencias generales de las PRO’s para cubrir las tocadas de las canciones incluidas en el repertorio éstas.  Por ejemplo, si un candidato político realiza un evento en un establecimiento que cuenta con dichas licencias, técnicamente puede tocar cualquier canción del repertorio sin infringir ningún derecho bajo la Ley de Copyright. Igualmente, las redes sociales como Instagram, Facebook, Youtube y Tiktok tienen licencias con las PRO’s para cubrir las ejecuciones públicas de las canciones incluidas en sus catálogos. 

Sin embargo, a raíz de las polémicas sobre el otorgamiento de las licencias generales para campañas políticas, ASCAP y BMI cuentan con licencias separadas para atender el uso de la música de sus afiliados en campañas políticas. En la práctica, dichas licencias les permiten a autores como Bad Bunny solicitar la exclusión de canciones específicas para su uso en campañas políticas particulares con los que el autor no quiere vincularse. 

Por lo tanto, aun cuando el establecimiento, red social o los organizadores de una campaña política tengan la licencia general de las PRO’s, es recomendable verificar si la canción está excluida de la licencia y en caso de que no lo esté, gestionar la licencia de campañas políticas de la PRO en cuestión. En la alternativa, se debe solicitar permiso directamente al autor o su editora ya que eventualmente, éstos podrían negarse a que se toque públicamente solicitando a la PRO que excluya la canción de la licencia.  

Licencias de sincronización y master 

Bad Bunny o su editora también tiene el derecho de recibir compensación por el uso de su canción cuando se utiliza en conexión con una obra audiovisual, como series, películas, anuncios, comerciales y videos. El uso de la obra musical y de la grabación de sonido en conjunto con un video requiere la obtención de dos tipos de licencias: (1) una licencia de sincronización de parte del autor o editora de la obra musical, y (2) una licencia de master de parte del titular de la grabación de sonido. Es importante notar que las licencias de ejecución pública otorgadas por las PRO’s no cubren el uso de la música por parte del candidato político en anuncios televisivos, comerciales y videos.  

Contrario a las licencias de ejecución pública mencionadas anteriormente, no existe ninguna entidad en los EE.UU. que otorgue licencias generales de sincronización o master. Por lo tanto, dichas licencias se negocian por cada tema directamente con los autores, editoras, artistas y sellos discográficos, según sea el caso.

En el caso de las redes sociales como Instagram, usualmente las editoras y sellos discográficos de artistas como Bad Bunny tienen acuerdos directos con estas plataformas para permitirle a los usuarios utilizar la música del artista en sus videos sin necesidad de solicitar permiso previo. Aunque los términos de estas licencias son confidenciales, es bastante probable que el uso de la música en un video de una campaña política publicado en una red social no esté cubierto por esta licencia. Por lo tanto, es recomendable que se solicite permiso directamente a la editora o sello discográfico. 

Otros derechos: Imagen propia, falso endoso y dilución 

Aunque técnicamente el uso de una canción por un candidato político pueda estar autorizado por las licencias generales y las licencias directas de los establecimientos y las redes sociales, el uso también puede infringir derechos que no están asociados al copyright. Dichos derechos pueden incluir el derecho a la imagen propia (“publicity rights”) bajo legislación estatal que protege el uso del nombre, imagen y voz del artista para propósitos comerciales. Además, podrían estar envueltos ciertos derechos bajo la Ley Lanham como el “falso endoso” que provee causas de acción y remedios a titulares de marcas si, por ejemplo, la campaña política sugiere o insinúa que el artista la ha endosado. Por último, es posible que un artista o autor famoso pueda hacer una reclamación bajo “dilución de la marca” por el uso de su nombre en conexión con la campaña política en el caso de que dicho uso reduzca o debilite la cualidad distintiva de su marca.   

Recomendaciones

Debido a la complejidad de los derechos envueltos cuando se utiliza la música en campañas políticas, los candidatos y sus asesores deben gestionar las licencias de ejecución pública requeridas en distintos medios y contextos, y las licencias para el uso de material audiovisual. Además, es recomendable incluir descargos de responsabilidad y avisos adicionales para aclarar el vínculo que tiene el artista o autor con la actividad política y evitar pleitos potenciales. A pesar de que técnicamente el candidato político haya cumplido con los requisitos de licenciamiento bajo la Ley de Copyright o pueda argumentar que el uso cae bajo la doctrina de "fair use," la realidad es que los artistas y celebridades tienen a su alcance las redes sociales en las que pueden denunciar y condenar el uso de sus obras en actividades políticas que no concuerdan con sus puntos de vista y esto puede someter al candidato a escrutinio público que vaya en detrimento de su campaña.

En cuanto a la capacidad de los artistas y autores de controlar su música, es recomendable que, durante el proceso de negociación contractual, se modifique el contrato para garantizar que el sello o la editora obtenga aprobación previa para otorgar licencias para el uso de su música en campañas políticas u otras actividades que sean conflictivas con las posturas personales del artista o autor. Mientras más control tenga el artista o autor bajo su contrato, más posibilidad tiene de controlar, no solo la utilización de la música, sino también el uso de su voz, nombre, imagen y marcas. Esto es especialmente relevante en la industria musical moderna en la que el apoyo de los fans está frecuentemente condicionado a su compatibilidad con los puntos de vistas morales, sociales y éticos del artista. 

Al momento de la publicación de este artículo, no hay constancia de que Bad Bunny haya solicitado al presidente Maduro eliminar el video de Instagram. Sígueme en Instagram, Tiktok y Facebook. 

Investigación y colaboración: Paola Solís y Graciela Febles 

 

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Brianna
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